Mendoza, una región en el oeste de Argentina, famosa por sus viñedos bajo la imponente mirada de los Andes, había estado en mi lista de deseos de viaje durante años. Finalmente, tuve la oportunidad de sumergirme en su cultura, su vino y su impresionante paisaje.
Esta crónica de viaje es un relato de mi experiencia, una mezcla de aventura, serenidad y descubrimiento culinario, acompañada de un ranking personal de los lugares que me cautivaron en esta tierra de sol y uvas.
1. Luján de Cuyo: El Alma del Malbec
Mi viaje comenzó en Luján de Cuyo, conocido como el «distrito del Malbec». Visitar sus bodegas fue sumergirme en el corazón del vino argentino. La experiencia de degustar un Malbec directamente de su origen, mientras los viñedos se extendían ante mis ojos, fue simplemente sublime.
Bodegas como Catena Zapata y Bodega Ruca Malén no solo ofrecían vinos excepcionales, sino también vistas espectaculares de la Cordillera de los Andes.
2. Parque Provincial Aconcagua: El Coloso de América
Una visita a Mendoza no estaría completa sin ver el Aconcagua, la montaña más alta de América. El Parque Provincial Aconcagua fue una experiencia abrumadora de belleza natural.
El trekking hasta la Laguna de los Horcones me ofreció vistas impresionantes del gigante andino. La magnitud de la naturaleza aquí es algo que simplemente no se puede describir con palabras.
3. Valle de Uco: Paisajes de Ensueño
El Valle de Uco, con sus viñedos al pie de los Andes, fue mi siguiente parada. Las bodegas de esta zona, como Bodega Salentein y Bodega Andeluna, combinaban arquitectura moderna con tradición vinícola.
La experiencia de disfrutar de un almuerzo gourmet con vista a los viñedos fue un momento destacado de mi viaje.
4. Termas de Cacheuta: Relajación Entre Montañas
Después de días explorando viñedos y montañas, visité las Termas de Cacheuta. Este spa natural, con sus piscinas termales al aire libre, fue el oasis perfecto para relajar cuerpo y mente, rodeado de paisajes montañosos.
5. Ciudad de Mendoza: Cultura e Historia
Finalmente, exploré la ciudad de Mendoza. Caminé por la Plaza Independencia, visité el Mercado Central para probar delicias locales, y me maravillé con la arquitectura del Teatro Independencia. La ciudad es un encantador contraste entre lo moderno y lo histórico, con una vibrante vida nocturna.
Mendoza es una tierra de contrastes donde la naturaleza se une con la cultura del vino, creando un destino de inigualable belleza y sabor. Cada lugar que visité dejó una huella en mi memoria y en mi paladar. Mendoza no es solo un viaje; es una experiencia que despierta todos los sentidos.
Desde los majestuosos Andes hasta la calidez de su gente, este rincón de Argentina tiene un encanto especial que lo hace único. Mi viaje a Mendoza fue una aventura que siempre recordaré y, sin duda, un destino al que espero volver.
Enrique Kogan